Gloria integra la organización “Tierra Fértil” que es parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena (CLOC-Vía Campesina) en la localidad de “Palma Sola”, provincia de Jujuy al norte de Argentina.
Allí el avance de los empresarios sojeros en su territorio afectó directamente a su familia. “Hemos sido atropellados, amenazados y violentados por querernos desalojar. Mis abuelos fueron arrastrados por el suelo, con 80 y 90 años por parte de sicarios de los empresarios. Se trata de un empresario de apellido Macedo, que al mismo tiempo era embajador de Argentina en Bolivia. Como resultado de nuestra lucha y nuestra denuncia fue desplazado, aunque sigue amenazándonos con desalojarnos de estas tierras que para nosotros son ancestrales y nuestro medio de vida por generaciones”, dice Gloria en este testimonio brindado en la Universidad Campesina (UNICAM) del MNCI en Santiago del Estero.
“Cuando acudimos a los juzgados nos enfrentamos a una burocracia muy fuerte y no logramos ganar el juicio por propiedad “veinteañar” –como se conoce la ley acá en Argentina- aunque sí pudimos ganar la demanda ambiental porque demostramos organizadamente que nos estaban fumigando. Ahora los empresarios para cobrarse los honorarios del juicio nos quieren embargar por valor de un millón de pesos las únicas tierras que mis abuelos tienen con títulos y que adquirieron cuando mi padre era un niño a través de mingas y colaboraciones en la comunidad”, señala en otro pasaje Gloria.
“Tenemos muchos vecinos más que enfrentan a otros empresarios. Y cuanto más nos organizamos, más son las demandas en Palma Sola. Los empresarios quieren la tierra para plantar soja. Nosotros hacemos ganadería en pequeña escala y cultivamos nuestros alimentos que es lo que venimos haciendo ancestralmente”.
Cerca de su localidad, existe un barrio que se creó en 2001 a consecuencia de un aluvión, resultado del desmonte: se eliminó la vegetación que detenía los aluviones cuando se dan lluvias muy fuertes. Las familias han sido localizadas en ese barrio y hoy vienen siendo fumigadas con glifosato en forma aérea. “No sabemos si hubiera sido mejor que se las llevara el aluvión…”, dice Gloria.
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